A menudo suelo pensar en lo que la gente pensará de mí. Muchas veces, intento modificar mis conductas, o lo que es peor, mis pensamientos, para coincidir con lo “esperable” , con lo que “debería” ser así, con lo que la gente quiere que sea. Pero la realidad es que generalmente esos ideales no son lo que la gente quiere que sea, son lo que yo pienso que la gente quiere que sea. ¿Encontráis la diferencia?
Cuando nos centramos en los demás muchas veces perdemos nuestra individualidad. Al pensar en el qué dirán, cómo se lo tomarán los demás, intentar adivinar qué pensarán los otros,… acabamos sometiéndonos a las opiniones de los demás, convirtiéndonos en un ideal de todos y para nadie.
Pero la realidad es que nos acabamos convirtiendo en el ideal que nosotros creemos que los otros tienen. Y esto no siempre es real, es más, la mayoría de las veces ni siquiera los otros tienen un pensamiento sobre nosotros.
Hace tiempo leí algo sobre la regla del 20-40-60 y creo que es lo que mejor describe esta idea que quiero presentaros:
Cuando tenemos 20 años estamos centrados en lo que los demás piensan. Nos movemos en función de lo que los demás creemos que esperan de nosotros. Vamos por la vida siendo esclavos de las expectativas que nosotros imaginamos que los demás tienen de nosotros.
Cuando cumplimos 40 años, nos da exactamente igual lo que los demás piensen de nosotros. Pasamos los días pensando que los demás estarán pensando algo de nosotros, pero nos da igual. Vivimos más felices que a los 20, pero es solo cuando cumplimos 60 , cuando descubrimos la realidad. Cuando ya somos suficientemente mayores nos damos cuenta de que la gente no está pensando en nosotros. Que la gente va por la vida tan centrada en ellos mismos, que no tienen tiempo de pensar en ti. Por que si todo el mundo está pensando en lo que los otros piensan de el, cuando piensan en ti?
El primer día de clase es un día muy importante. La gente va con miedo. Pensando en lo que los otros estarán pensando de el, pero la realidad es que cada uno está centrado en uno mismo, y no piensa en los demás.
Por eso no voy a esperar hasta los 60 para entender que da igual lo que hagas, que lo único que cuenta es que tu estés contento. Seas feliz. Da igual lo que piensen los demás de ti, porque en realidad nunca estuvieron pensando en ti.
A veces cuando me da vergüenza hacer algo, o me siento incómoda o no tengo el valor de hacerlo. Pienso: ¿dentro de 10 años esto tendrá importancia? La respuesta ya pueden imaginársela.
Mi consejo es: deja de pensar en lo que piensan los demás, para eso ya están los adivinos y como tú no tienes una bola mágica, no les hagas la competencia.
(Tomado de estateunrato)